Unir el arte a la meditación ha sido la gran idea del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el MoMA, que al aliciente de ser uno de los grandes museos del mundo, acaba de añadir uno más llamado “Quiet Mornings” . Y ¿en qué consisten estas “mañanas tranquilas”? Pues en que a las 7.30 de la mañana se puede recorrer parte del museo casi solo para terminar meditando en uno de sus vestíbulos.
Es mágico estar sentado, solo, en una sala ante el Tríptico de nenúfares de Claude Monet, o en otra ante 'Las señoritas de Avignon', de Picasso. Y parece una quimera recorrer con un puñado de personas la fabulosa retrospectiva de Francis Picabia, evitando la pesadilla de las masas que se ha hecho tan habitual en los museos, especialmente en sus exposiciones estrella. Pero en el MoMA no hay que pellizcarse para darse cuenta de que esta fantasía es real. Solo hay que madrugar.
Tras una prueba realizada con éxito en octubre, el MoMA ha institucionalizado un programa bautizado como 'Quiet Mornings', mañanas tranquilas. El primer miércoles de cada mes, a las 7.30 horas, dos horas antes de que las puertas se abran para los miembros con acceso VIP y tres de que lo hagan para el público general, se da la oportunidad de visitar durante hora y media partes del museo (en la edición del 4 de enero eran las plantas 4, 5 y la exposición de Picabia, en la 6). Se paga un precio reducido (12 dólares, en lugar de los 25 habituales, que además permiten regresar en horario normal). Y, si se quiere, la última media hora se puede meditar en una sesión guiada en el lobby Agnes Gund, separado solo por una enorme cristalera del jardín de esculturas Abby Aldrich Rockefeller.
Lento, tranquilo, despacio.
El museo parece haberse adherido al famoso movimiento slow que significa “lento, tranquilo, despacio” y conviene seguir los consejos que se leen en la tarjeta verde que se reparte a la entrada: “Mirar lentamente, limpiar la cabeza, silenciar los teléfonos e inspirarse”. Y a disfrutar de una pinacoteca que anualmente visitan unos tres millones de personas, sin las masas habituales, una oportunidad de ser más consciente del arte. Esperamos que más museos se unan a esta experiencia meditativa en museos y ofrezcan estas horas relajadas de inspiración junto a las mejores obras de arte.
El MoMA, un museo que, según ha dicho su directora de eventos especiales, Margaret Lyko, “tiene una larga historia de actos dirigidos a ayudar a los ocupados neoyorquinos a desacelerar”. Pero también hay que agradecérselo a Sascha Lewis, uno de los fundadores de la web cultural Flavorpill, que ha colaborado con el museo para hacer, no un sueño sino, una realidad estas mañanas tranquilas. Que son, según sus propias palabras, “la perfecta versión en el mundo real de la intersección entre desarrollo personal y cultura”
Fuente: www.elperiodico.com
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