La actividad física durante la vejez ayuda a mantener la memoria y las habilidades de pensamiento, incluso en aquellas personas mayores que han sufrido una lesión cerebral o tienen un mayor riesgo de demencia, según ha evidenciado un estudio llevado a cabo por investigadores del Rush University Medical Center de Estados Unidos y que ha sido publicado en la revista ‘Neurology’.
En el trabajo, se han evaluado a 454 adultos mayores, de los cuales 191 tenían demencia y 263 no. Todos fueron sometidos a exámenes físicos y pruebas de pensamiento y memoria durante 20 años y antes de su fallecimiento, la mayoría murió a los 91 años, acordaron donar sus cerebros a la ciencia para investigar sus muertes.
Alrededor de dos años antes de la muerte, los investigadores del Rush Alzheimer Disease Center le dieron a cada participante un monitor de actividad llamado acelerómetro, un dispositivo que se coloca en la muñeca y que controla la actividad física durante todo el día, desde pequeños movimientos como caminar por la casa hasta actividades más vigorosas como las rutinas de ejercicio.
Los resultados se midieron en conteos por día, con un promedio general de 160.000 conteos por día. Las personas sin demencia tenían un promedio de 180.000 conteos por día, y las que lo padecían tenían unos 130.000 conteos por día. De esta forma, los expertos descubrieron que los niveles más altos de movimiento diario estaban relacionados con mejores habilidades de pensamiento y memoria.
Además, los expertos observaron que las personas que tenían mejores habilidades motoras (las cuales ayudan en el movimiento y la coordinación) también tenían mejores habilidades de pensamiento y memoria. De hecho, por cada aumento en la actividad física por una desviación estándar, los participantes tenían un 31 por ciento menos probabilidades de desarrollar demencia.
Al mismo tiempo, por cada desviación de la capacidad motora por una desviación estándar, los participantes tenían 55 por ciento menos probabilidades de desarrollar demencia. “La actividad física y las habilidades motoras representaban el ocho por ciento de la diferencia entre las puntuaciones de las personas en las pruebas de pensamiento y memoria”, han explicado los investigadores.
Después de la muerte de los participantes, los investigadores examinaron el tejido cerebral donado en busca de lesiones y biomarcadores de la demencia y la enfermedad de Alzheimer. La relación entre la actividad y las puntuaciones de las pruebas fue consistente, incluso cuando los investigadores ajustaron la gravedad de las lesiones cerebrales de los participantes. También encontraron que la relación era consistente tanto en las personas que tenían demencia como en las personas que no tenían demencia.
“El ejercicio es una forma económica de mejorar la salud, y nuestro estudio muestra que puede tener un efecto protector en el cerebro. Pero es importante tener en cuenta que nuestro estudio no muestra causa y efecto. También puede ser posible que a medida que las personas pierdan la memoria y las habilidades de pensamiento, reduzcan su actividad física. Se necesitan más estudios para determinar si moverse más es verdaderamente beneficioso para el cerebro”, han dicho los expertos.
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