“Por primera vez se ha probado que la meditación reduce inmediatamente la expresión de genes implicados en procesos inflamatorios.”
La investigadora Perla Kaliman, especialista en epigenética y estilos de vida, que trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, ha participado en un estudio pionero que ha demostrado el efecto de la meditación sobre determinados genes. Por primera vez se ha probado que la meditación reduce inmediatamente la expresión de genes (RIPK2, COX2 y HDAC) implicados en procesos inflamatorios.
Perla Kaliman ha destacado que la meditación incide en la práctica sobre los mismos objetivos que los actuales medicamentos analgésicos y antiinflamatorios.
Respuesta al estrés
Para observar el efecto de la meditación, los investigadores sometieron a las personas participantes a una prueba de estrés social, haciéndoles hablar y realizar cálculos mentales ante público y cámaras de vídeo. Entre los participantes, los meditadores experimentados que realizaron una práctica intensiva mostraron al día siguiente una actividad genética menos dañina y además se recuperaron más rápidamente de los efectos de hormonas del estrés como el cortisol.
Perla Kaliman, que se ha encargado de las pruebas de laboratorio, ha colaborado con el equipo de Richard J. Davidson, el mayor experto mundial en el estudio científico de la meditación, gracias a sus trabajos en el Centro para la Investigación de las Mentes Sanas de la Universidad Wisconsin-Madison (Estados Unidos). El estudio ha sido publicado por la revista Psychoneuroendocrinology.
Entrevista a Perla Kaliman: “La meditación actúa sobre los genes”
Perla Kaliman es bioquímica e investigadora del envejecimiento en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Texto: Manu Corral
Fuente: mundonuevo.cl
Medita, es vegetariana y autora de un estudio sobre el efecto de la meditación que ha representado un hito en la historia de la investigación científica de las relaciones entre mente y cuerpo.
Perla Kaliman estudia el efecto de la alimentación, el ejercicio y la reducción del estrés sobre el cerebro y la salud. Ha realizado una investigación con el mayor experto en meditación, Richard J. Davidson, que prueba que practicar mindfulness influye sobre la expresión de genes y proteínas en células de la sangre. El estudio es un hito en la historia de la investigación sobre las relaciones entre mente y cuerpo.
En pocas horas, los meditadores mostraron diferencias en la expresión de genes y proteínas en células de la sangre que no se observaron en el grupo control
Tu estudio sobre la meditación ¿demuestra definitivamente que el pensamiento puede influir sobre los niveles fisiológicos más profundos, en este caso, la expresión de determinados genes?
Efectivamente, hemos demostrado cambios en la expresión de genes inflamatorios y de vías de regulación de la expresión génica en respuesta a la meditación. En nuestro estudio investigamos los efectos de un día de práctica de meditación basada en la atención plena, una técnica que también se conoce por el nombre de mindfulness, en un grupo de meditadores experimentados, en comparación con un grupo de personas que realizaron actividades no meditativas en un ambiente relajante. En el grupo de meditadores todos tenían una práctica de meditación de al menos 3 años, con un mínimo de 30 minutos de meditación diaria y habían asistido a un mínimo de 3 retiros intensivos de 5 días o más. Algo muy asequible, equivalente en horas a lo que cualquier aficionado a un instrumento musical o a un deporte puede llegar a practicar. En pocas horas, los meditadores mostraron diferencias en la expresión de genes y proteínas en células de la sangre que no se observaron en el grupo control. El grupo de meditadores presentó una disminución significativa de la expresión de algunos genes que son dianas farmacológicas actuales para tratamientos antiinflamatorios y analgésicos. Estos mecanismos moleculares podrían ser los responsables del potencial terapéutico del entrenamiento en la práctica de la atención plena o mindfulness. Para realizar este estudio contamos con la colaboración del equipo de referencia en el área de las neurosciencias afectivas que dirige el Dr. Richard J. Davidson, del Center for Investigating Healthy Minds en la Universidad de Wisconsin-Madison.
¿Podemos concluir que las personas que meditan van a gozar de mejor salud y de un mejor envejecimiento?
La práctica de la meditación basada en la atención plena está cada vez más integrada en el ámbito clínico. Numerosos estudios científicos ya están demostrando que este tipo de prácticas mejora la resistencia al estrés, la salud cardiovascular y la respuesta inmunitaria. También se ha visto que la meditación preserva la integridad de ciertas zonas del cerebro al envejecer y mejora algunas de sus funciones como por ejemplo la atención. Todos estos datos sugieren que meditar beneficia el bienestar general y promueve un envejecimiento más saludable. Nuestro estudio aporta nuevos datos en este sentido que son el punto de partida de futuros estudios para diseñar terapias complementarias al tratamiento farmacológico de la inflamación crónica.
¿Es debido a la respuesta de relajación o existen otros mecanismos que explican el efecto de la meditación (la actitud, el estado de ánimo, el tipo de pensamientos)?
El estrés crónico puede causar o agravar la mayoría de las enfermedades crónicas, como las enfermedades metabólicas (diabetes, obesidad), la enfermedad cardiovascular, trastornos neuropsiquiátricos y alteraciones del sistema inmunitario. Esto sucede a través de una red muy compleja de mecanismos moleculares regulados por hormonas, neurotransmisores y factores inflamatorios. Las técnicas de meditación ayudan a reducir el estrés por varios mecanismos que se relacionan y se potencian entre sí. Simplemente focalizando la atención en la respiración durantes unos pocos minutos, cualquier persona con o sin entrenamiento previo en meditación puede desencadenar con facilidad la respuesta de relajación, que entre otras cosas se evidencia por la disminución del ritmo respiratorio. Además, actualmente sabemos que la práctica de meditación provoca cambios en áreas del cerebro (en especial una zona llamada amígdala) responsables de desencadenar la reacción de estrés. Estos cambios en la estructura del cerebro se han detectadotras tan solo 8 semanas se entrenamiento. Otra consecuencia de la práctica regular de meditación es la familiarización con los procesos mentales propios, ya que enseña a observar las emociones y los pensamientos sin identificarse con los mismos. Esta toma de distancia también ayuda a reducir el estrés. Por último, la meditación es un entrenamiento para estar más presentes en el momento actual (ni en el pasado ni en el futuro) lo cual reduce significativamente los niveles ansiedad y estrés.
En Barcelona varios de mis colegas científicos me dijeron que arruinaría mi carrera investigadora.
¿Tu colaboración en este estudio sobre la meditación ha sido bien recibida o entendida por la comunidad científica española? Yo aprecio aquí una resistencia, una actitud escéptica por principio ante todo aquello que sugiera la eficacia de una técnica “alternativa” y de tipo mental. Parece que esto no es tanto así en Estados Unidos.
En Estados Unidos existe un centro dedicado a promover y financiar la investigación en medicina integrativa, el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM), dependiente de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Este centro es quien financió nuestro estudio. En Estados Unidos hay científicos brillantes trabajando en estos temas como por ejemplo la premio Nobel de Medicina Elisabeth Blackburn, en la Universidad de California San Francisco (UCSF). España en este sentido todavía tiene que dar sus primeros pasos. En Barcelona varios de mis colegas científicos me dijeron que arruinaría mi carrera investigadora haciendo este tipo de estudios. Sin embargo, la repercusión internacional de este trabajo ha sido fantástica y actualmente estoy comenzando una nueva investigación sobre el impacto epigenético de la meditación en colaboración con la Universidad de California Davis.
¿Meditas? Si es así, ¿qué tipo de práctica realizas?
Practico yoga y meditación desde hace 14 años y cuando mis actividades y viajes me lo permiten lo hago a diario al acabar mi jornada. Mi práctica de yoga está inspirada en el Ashtanga yoga y practico mindfulness.
Estudias el efecto sobre la salud y el cerebro de otros aspectos del estilo de vida, como la nutrición y la actividad física. ¿Qué es más importante, el ejercicio, la dieta o la actitud? ¿Cómo ordenarías estos factores?
Hasta hace relativamente poco tiempo se creía que la información génica heredada era fija e inamovible, y que solo podía cambiar en caso de mutaciones. Hoy en día sabemos que esto no es así, sino que nuestro entorno y estilo de vida pueden modular la expresión génica y por lo tanto influir de forma importante en el equilibrio entre la salud y la enfermedad. Creo que para mantener un equilibrio físico y mental todos los factores que nombras son importantes y no deben ser tratados como opciones alternativas. Los nutrientes y el ejercicio físico, entre todos sus beneficios, nos ayudan a mejorar nuestra resistencia al estrés y el estado de ánimo. A su vez, una actitud consciente nos ayuda a mejorar nuestras elecciones cotidianas como por ejemplo hacer ejercicio o comer alimentos saludables.
¿Qué alimentos concretos consumes y crees que nos pueden ayudar a mantener el cerebro en un estado óptimo?
Esto es exactamente el tema del libro de divulgación científica Cocina para tu Mente que acabamos de publicar. En este libro describo los efectos de ciertos alimentos sobre el cerebro con una información respaldada por más de trescientas referencias científicas, la mayoría de ellas de los últimos 5 años. Esta lista de alimentos neuroprotectores incluye los arándanos, los boniatos y la patata azul, el chocolate muy negro (más de 70% en cacao), las crucíferas (brócoli, coles, etc), la cúrcuma, la granada, el jengibre, la remolacha, el té verde y las uvas rojas.
¿Y qué alimentos debemos evitar a toda costa o reducir?
Los alimentos que contienen ácidos grasos trans se asocian a un mayor riesgo de sufrir cardiopatías, trastornos metabólicos y deterioro cognitivo. Todas estas patologías son factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer. Los ácidos grasos trans se encuentran en la margarina, las grasas o los aceites parcialmente hidrogenados, frituras, bollería y aceites de baja calidad. Las grasas trans se generan principalmente al procesar los alimentos a nivel industrial para incrementar la conservación y mejorar la textura de los productos elaborados. Este tipo de ácidos grasos también se puede formar como consecuencia del empleo de métodos de cocción a altas temperaturas como la fritura o el horneado prolongado. Además, muchos estudios científicos indican claramente que para ayudar a prevenir enfermedades neurodegenerativas y cardiometabólicas conviene reducir el consumo de alimentos de origen animal, especialmente la carne roja.
¿Qué tipo de dieta sigues?
Mi dieta es vegetariana desde hace más de diez años.
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